Este tema ha puesto en jaque a la política de farmacia norteamericana, ya que enfrenta dos posturas totalmente distintas. Por una parte la de apoyar la innovación y por la otra mantener los gastos de farmacia.
Los recientes documentos filtrados de la Casa Blanca, demuestran que los asesores apuestan por mantener los 12 años de protección de la patente con los países envueltos en el Acuerdo de Comercio Trans-Pacífico. Pero por otra parte, el gasto público que supone mantenerla es demasiado alto, por lo que se baraja un plan de acción diferente en donde se plantea reducir a 7 los años de la patente.
La documentación trata también sobre el aumento al acceso de fármacos genéricos y biosimilares, frenando las tácticas poco competitivas del sector para bloquear su paso. Por otro lado, se establecerán estrategias para la negociación de precios de los medicamentos de alto coste, de manera que se mejore el acceso a estos.
La preocupación del gobierno
Con esta nueva medida, el Estado trata de reducir el coste en farmacia, mejorar la calidad de la ayuda y generar una competencia que conlleve a una mayor investigación en nuevos fármacos.
La preocupación por parte de la Administración de EE.UU. aumenta al igual que aumentan los precios de este tipo de fármacos. Ya que en los últimos años han aumentado su precio en un 70% lo que los convierte en el primer contribuidor al déficit presupuestario en farmacia.
Ante esta situación, la meta a largo plazo es muy buena para el gobierno, ya que ofrece un ahorro total de unos 16.000 millones de dólares en diez años.
Respuesta del sector
El nuevo camino del Gobierno de Obama en el tema de las patentes de los biofármacos, no ha sentado bien a las empresas del sector biológico-médico. Y Bio, ha señalado que las nuevas medidas, no harán más que todo lo contrario de lo que pretende el Gobierno. Ya que serán, muy perjudiciales a nivel económico para la industria, y se frenará la investigación de fármacos y caerán los puestos de trabajo.