Una mala conservación de los medicamentos puede provocar problemas de salud. Para evitar estos imprevistos, es recomendable conservar los medicamentos en lugares no expuestos directamente al sol, ni a las altas temperaturas.
Tras la publicación del Plan de Prevención de Efectos de Altas Temperaturas, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha elaborado un documento en el que recuerda que hay que observar las condiciones especiales de conservación que figuran en el envase de cada medicamento. Existen medicamentos que no tienen especificaciones pero hay otros que deben conservarse o bien entre +2 y +8ºC o a una temperatura inferior a 25 o 30ºC.
En caso de exposición al calor, los medicamentos que deben conservarse entre +2 y +8ºC deberán guardarse generalmente en frigoríficos o cámaras de frío. Si las temperaturas son muy elevadas, se recomienda utilizarlos tan pronto como hayan sido sacados del frigorífico.
Por otro lado, los medicamentos a conservar a una temperatura inferior a 25 o 30ºC imponen un límete superior de tolerancia de temperatura a la que los medicamentos pueden estar expuestos.
Para poder beneficiarse de estas condiciones de conservación, el fármaco primero tiene que pasar la prueba de estar varias semanas a más de 40ºC.
En este sentido, los medicamentos conservados a condiciones normales en el domicilio o en las farmacias están expuestos, durante la ola de calor, a unas condiciones de estrés térmico inferiores a las temperaturas de las pruebas de estabilidad. Sin embargo, es importante que procuremos no exponer los medicamentos a temperaturas elevadas.
Los más delicados
Los supositiores, óvulos o cremas son bastante sensibles a elevaciones de temperatura. Aunque es relativamente fácil juzgar el mantenimiento del medicamento porque el aspecto es totalmente diferente.
Si durante un viaje necesita transportar fármacos, el Ministerio de Sanidad recuerda que deben aplicarse las mismas políticas de conservación.