Con la llegada del otoño, el cambio de tiempo, el frío, las lluvias… es inevitable no coger un resfriado. En esta época, una de las alteraciones más frecuentes es la obstrucción o taponamiento nasal, más conocido como congestión nasal. Esta enfermedad se produce por la dilatación de los vasos sanguíneos de la mucosa nasal, lo que provoca una mayor llegada de sangre a la zona y una hinchazón de la mucosa. Como consecuencia, se produce un estrechamiento de los conductos nasales, aumentando la producción de mocos.
Son muchas las patologías que pueden llevar consigo el desarrollo de la congestión nasal, desde un simple constipado a alergias, o infecciones. Sin embargo, aunque el síntoma principal es la segregación de mucosa, la congestión nasal también viene acompañada de estornudos o, en el caso de alergias de secreción y prurito nasal. Además, en los casos más ‘graves’ puede dar fiebre, dolor de oídos, o de cabeza. Con estos síntomas, los farmacéuticos recomiendan ir al médico porque podría tratarse de una otitis o sinusitis.
Pero cómo dice el refrán “más vale prevenir que curar”. Por ello, el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (COFM) ofrece a través de su blog las medidas para prevenir y tratar la congestión nasal:
1. Llevar una dieta equilibrada y beber abundantes líquidos.
2. Evitar el alcohol y el tabaco.
3. Permanecer en ambientes bien ventilados, evitando tanto la humedad excesiva como el aire demasiado seco.
4. Evitar cambios bruscos de temperatura.
5. Si tiene los primeros síntomas es recomendable realizar lavados nasales con suero fisiológico.
6. Otra opción es inhalar vapor de agua cubriendo la cabeza con una toalla.
7. Y si estas medidas no funcionan, se pueden acompañar con medicamentos. Si no existe ningún factor que haga recomendable la remisión del paciente al médico, el farmacéutico puede recomendar el uso de descongestionantes adrenérgicos o antihistamínicos si fuera alergia.
Recomendaciones de uso de los descongestionantes nasales
Según el blog del COFM, los descongestionantes nasales tópicos (gotas o aerosoles) actúan de manera rápida, pero su uso durante más de 3-4 días consecutivos debe evitarse debido al riesgo de efecto rebote. Su uso frecuente puede originar una “adicción”. Además, el uso prolongado del “spray nasal” puede causar irritación de la mucosa, una sensación punzante o de quemadura en la nariz e inflamación crónica. La única manera de tratar este problema consiste en interrumpir el uso del medicamento tópico.
Par los niños el COFM recomienda el uso de gotas, ya que sus orificios nasales no son lo suficientemente amplios para admitir la administración de aerosoles. Por el contrario, en adultos es preferible usar aerosoles, ya que pueden alcanzar un área de mayor superficie.