Con las vacaciones escolares a la vuelta de la esquina, muchos padres buscan la manera de conciliar la vida laboral con la personal, ya que ahora los niños tienen demasiado tiempo libre. Existen multitud de campamentos, cursillos o actividades de verano que permiten compaginar el trabajo con la familia, y si no… ¡siempre quedarán los abuelos!
Sin embargo, el gran desafío es conseguir que se cumplan ciertos hábitos básicos que son fundamentales para la estabilidad de los más pequeños de la casa. Para conseguir esta armonía el COFM, desde su blog, recomienda:
1. Disfrutar del buen tiempo para realizar actividades fuera de casa. Con juegos al aire libre no solo consigue que los niños hagan más ejercicio físico y lleguen más cansados por la noche, sino que además se desarrolla la imaginación y se mejoran las relaciones sociales. Es recomendable limitar y controlar el uso de los dispositivos móviles y consolas.
2. Mantener los buenos hábitos en las comidas. Aunque los horarios sean más flexibles, el verano no implica que los niños se salten algunas comidas. Se deben mantener las 5 comidas diarias para reforzar las buenas costumbres conseguidas durante el año escolar. Por ejemplo, se pueden aprovechar las frutas de temporada para merendar en la piscina mientras juegan, o un bocadillo para cenar en las noches de verano.
3. Continuar con una rutina de sueño. Es fundamental que el verano sea una época de descanso para los niños. Sería un error hacerles llevar el mismo ritmo que durante el curso escolar, pero se puede buscar una alternativa para dormir el mismo número de horas. Por ejemplo, acostándose un poco más tarde para levantarse también más tarde.
4. Fomentar la lectura. El verano es un buen momento para inculcar el gusto por la lectura. Los niños tienen más tiempo libre y es el momento de aprovecharlo para que disfruten de un buen libro de aventuras.
5. Mantener ciertas responsabilidades. Es muy compatible estar de vacaciones y seguir colaborando en tareas familiares. De este modo, cuando se inicie el curso escolar, los niños se adaptarán más fácilmente.
6. No bajar la guardia a la hora de mantener unas normas. La educación de los hijos consume mucha energía, y por eso durante el período estival se tiende a ser más condescendiente con ellos. Hay que recordar que si permitimos ciertas actitudes, cuando llegue el nuevo curso escolar nos costará mucho esfuerzo volver a establecer los límites.
