La hipertensión arterial es el principal factor de riesgo cardiovascular. Solo en España hay más de 11 millones de ciudadanos hipertensos, y un tercio de los afectados ignora que lo es. Además, el 33 por ciento de los que la padecen y son conscientes no siguen un control exhaustivo y eficiente.
La oficina de farmacia es un lugar estratégico para el control de los factores de riesgo cardiovascular. El punto inicial es el seguimiento de la tensión y el colesterol. Para ello, cuentan con instrumentos que les dan un valor exacto y la posibilidad de la monitorización ambulatoria de la presión arterial; y con aparatos de química seca para determinar las cifras de colesterol.
A partir de los valores obtenidos y teniendo en cuenta otros parámetros como pueden ser la edad del paciente, el sexo o el consumo de tabaco, se calcula el riesgo cardiovascular. Una vez obtenida toda la información, el farmacéutico podrá ofrecer distintos servicios profesionales, como pueden ser un servicio de deshabituación tabáquica para los fumadores, consejo nutricional para aquellos con sobrepeso u obesidad, o un servicio asistencial para mejorar la adherencia de aquellos pacientes con la tensión alta.
La farmacia, por su cercanía y el farmacéutico por su profesionalidad y formación, son fundamentales para la prevención y seguimiento de enfermedades. Por ello, se destaca la importancia de la formación de los profesionales en la oficina de farmacia y los distintos Colegios Oficiales de Farmacéuticos impulsan distintas accciones formativas.
