La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido del riesgo que suponen cada vez más los movimientos antivacunas a la eficacia de los programas de vacunación. La OMS registra al año 1,5 millones de muertes infantiles por enfermedades que podrían prevenirse con vacunas que ya están disponibles. Sin embargo, todavía existe mucha población que, en pleno siglo XXI, no se da cuenta de la importancia que tienen estos medicamentos.
Según apunta un artículo publicado en la revista Vaccine, el problema es que en los últimos años se está dando un auge de movimientos antivacunación que provocan en la población un rechazo a las vacunas, ya sea para sí mismos como para sus hijos. Un reto para combatir la brecha contra la inmunización.
Factores como la desinformación, la comodidad o la falta de confianza hacen que mucha gente retrase o directamente rehuya este tipo de fármacos y se dejan llevar por falsos mitos como que pueden causar problemas de fertilidad en las mujeres, o la desconfianza en que los sistemas sanitarios se dejen llevar por los intereses de la industria.
Los movimientos antivacunas no sólo son un problema exclusivo de países desarrollados, esta práctica también se está extendiendo a países con menos recursos como consecuencia de la globalización. Los expertos señalan que es necesario combatir este tipo de movimientos a través de la comunicación para aumentar la confianza en el sistema sanitario.
En este sentido, a pesar de la polémica sobre si sería viable vacunar o no en las farmacias, es importante destacar la labor que hacen estos establecimientos en la educación sociosanitaria de los pacientes. El farmacéutico es la persona del sector sanitario más cercana que puede ayudar y aconsejar al ciudadano.